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¿Chiriwillos?

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¡Ojalá te mueras pinche perro!. Desde un vehículo en movimiento se escucha el grito de un joven a un motociclista; un hombre con camisa de trabajo, con franjas fluorescentes, casco, mochila a la espalda. Es un video corto de redes sociales, con el título “Como cuando un chiriguillo no me quiere dar agua” y con los textos Denme agua perros, agua, monterrey, chiriguillos, sanluispotosí. En otro, alguien muestra una credencial de conductor de una línea de transporte público, acompañándolo con el texto “Ya voy a poder atropellar a chiriwuillos en la alameda, que moción”.

En la búsqueda de la palabra chiriwillos, fue parte de lo que encontré, pero había cientos más. “Si San Luis no va a ceder agua a Monterrey, entonces que se lleve su gente de regreso que ya son el 60 por ciento”, “Les cambio a dos sanhuichos por dos litros de agua”, “Pchs chiriguillos ya váyanse de aquí”,“San Luis Potosí, si no nos das agua te vamos a clausurar la alameda y las taquerías de trompo y bistek a ver dónde trabajan y dónde se pasean”. “Ante la guerra entre Monterrey y San Luis, no descarta Samuel García un atentado con un cargamento de quesos y nopales envenenados. Ni se les ocurra consumir esos productos y eviten comprar campechanas y tacos de bistek, ya que los chiriwuillos controlan ese medio”.

Son textos replicados a raíz del pronunciamiento del nuevo gobernador potosino Ricardo Gallardo Cardona, de no aceptar que la entidad sea cruce ni proveedor de agua potable para el proyecto Monterrey VI. Aparentemente, algunos de esos textos son en broma, pero esa “carrilla” a los foráneos en Nuevo León no es nueva. Hace alrededor de 20 años, “Marías” era una de las palabras peyorativas comunes. En el salón me llegó a dar pena decir que no era de su estado pero el “tienes acento de voz diferente” me obligaba a sincerarme. En un programa de radio – que aún existe -, los fuereños ya éramos motivo de mofa. El locutor “formaba” parejas enlazando vía telefónica a los prospectos. Al preguntarles su ocupación, de inmediato se oía el efecto de sonido de un gato y otro de un perro. Efectivamente, ella era empleada doméstica y él, guardia de seguridad.

Galileo Hernández Reyes, nacido en Tamazunchale, titular de la organización no gubernamental “Procuración de Justicia Étnica”, con sede en Monterrey, habló en su momento sobre el suceso violento en el que dos hombres originarios de Aquismón fueron asesinados por policías de Fuerza Civil, en el 2020, cuando hacían labores de albañilería. Con casi 20 años viviendo en Nuevo León, ha dado cuenta de los abusos que viven a diario los migrantes de origen potosino, especialmente indígenas, señalando la urgencia de que haya una oficina de representación en esa entidad, que vele por garantizarles sus derechos humanos y garantías elementales. Galileo integra también el Consejo Estatal de Pueblos Indígenas en Nuevo León, y de distintas formas ha luchado por la causa.

La palabra chiriwillo poco a poco, en los últimos años se hizo popular, utilizándose como una forma despectiva de dirigirse a quienes llegan a la entidad “a robarles el trabajo, a adueñarse de la Alameda o a delinquir”. Algunos se defienden o los defienden, expresando que “Nuevo León es un estado soberbio que siente que México no los merece”.

Emilia solo aguantó un par de meses laborando en una casa en la colonia Del Valle en la que sentía en todo momento el desprecio de sus moradores. “Hay familias que te tratan bien, pero en ese caso, eran los adolescentes que cuidaba los que me daban un trato indigno, se burlaban de mi por cualquier motivo, me gritaban”. Esos jovencitos, dijo, seguramente son los que crecen con esa mentalidad de denigrar a las personas por su origen.

Sara Chávez, de dijo que en su caso, en al menos diez años que habitó en esa entidad, no le afectó haber escuchado alguna frase despectiva. Marisol Torres, actualmente trabajando allá, dijo que en la fábrica donde labora no ha sentido un mal trato de sus compañeros, “la mayoría somos de fuera y nos tratan bien, dicen que somos los más trabajadores”.

LA MIGRACIÓN

“Se solicitan trabajadores hombres y mujeres de 18 a 55 años para trabajar en la plantación de chile, pepino, tomate, entre otras labores. Ofrecemos 210 pesos diarios, 25 la hora extra, 1500 de enganche, 700 de gratificación, café con pan en la mañana y dos comidas libres, albergue atención médica, contrato de 60 días”, así se publicitan empresas y contratistas en la región Huasteca para atraer a jornaleros.

Hasta el 2020 se estimaba una población de al menos 300 mil potosinos viviendo en Nuevo León. De acuerdo a datos del INEGI, de 100 potosinos que emigran del estado, 33 lo hacen a esa entidad. Pero aparte de ellos, otros miles más lo hacen de manera temporal a trabajos de jornal en otras entidades, donde también están expuestos a abusos, a vejaciones, a las drogas.

“ME DECÍAN QUE TRAÍA EL GUAJE Y EL MORRAL POR UN LADO”

Edyuenari Gregorio Castillo Hernández es presidente municipal de San Antonio, y dice que aún tiene grabadas las palabras que en su momento escuchó y lo desmotivaron, pero que ahora agradece porque lo ayudaron también a luchar más por lograr sus objetivos.

“Cuando de joven llegué a laborar a la capital potosina debía que esforzarme más que los demás, porque había menosprecio, me decían que traía el guaje, el morral y el machete por un lado y la verdad no me sentía ofendido, yo lo capitalizaba para hacer mejor el trabajo y lo logré, ocupé grandes direcciones”. En la política fue igual.


En un partido de logo azul, dice que no lo aceptaron como aspirante a alcalde. “Tenía 26 años y recuerdo muy bien las palabras que me dijeron, que por no tener dinero o no pertenecer a una familia de abolengo no tenía oportunidad. Ahora agradezco que gracias a ese trato indignante tuve la fuerza y el coraje para trabajar y estudiar a la vez, tratar siempre de respetar a mis semejantes y ser un hombre de bien”.

ERA EL ÚNICO DIPUTADO INDÍGENA

Filemón Hilario Flores, actual director del Instituto de Desarrollo Humano y Social de los Pueblos y Comunidades Indígenas en el Estado, recuerda cuando fue discriminado al ser diputado local, en la Legislatura número 60. “Era el único indígena y no presidí la comisión de asuntos indígenas y eso se llama discriminación, así de simple, por lógica y por justicia debí representarla sin embargo siempre hay intereses políticos que prevalecen encima del derecho. Lo viví en la escuela, fui a la Autónoma en la capital y luego luego uno de huasteco recibe desde las burlas, los espacios donde uno se sienta en el salón… La discriminación se da en todos lados, como indígenas hemos sufrido discriminación en educación, en empleo, en salud. A pesar de que ha habido más difusión de los derechos, no llegamos todavía al grado que los derechos de los indígenas sean respetados en todos los ámbitos de gobierno y sociales”.

El funcionario, también ex alcalde de Tampacán, detalló que como institución de gobierno se está en constante lucha para que las cosas se hagan correctamente por ejemplo realizando las consultas indígenas, y también velar por que los potosinos, especialmente los de pueblos originarios, no sean víctimas de abusos tanto en este estado como en otros.

DESDE EL HOGAR SE DEBE FOMENTAR EL RESPETO A TODAS LAS PERSONAS: BERNARDA REYES

Bernarda Reyes Hernández, originaria de Tancanhuitz y actualmente diputada local, presidenta de la comisión de asuntos indígenas, señala que la formación en el hogar, da la pauta para que prevalezca o no tanta discriminación hacia los semejantes. “En los niños encontramos a veces la situación de manera muy tangible que hace pensar que tiene que ver con el entorno familiar, por eso debemos replantearnos generar condiciones que desde el hogar se eviten este tipo de conductas”.

De ascendencia indígena, la legisladora refiere que no es la preparación o un grado académico el que da el valor a una persona, o que le dé a ésta el derecho de hacer menos a otras.

“EN LA ESCUELA ME DECÍAN QUE OLÍA A VACA, A POLLO”

José Ricardo Gallardo Cardona recordó en un acto político con jóvenes en Ciudad Valles, parte de sus vivencias relativas a la exclusión de que fue objeto en su niñez. “Nací entre gallinas y otros animales; en la escuela llegaba y me decían que olía a vaca, a pollo”.

Pero si de segregaciones hablamos, no necesitamos irnos hasta el estado del cabrito y las montañas. En la misma zona metropolitana de San Luis y Soledad de Graciano Sánchez se manifiesta el racismo, la hostilidad a los mismos potosinos que son de la Zona Huasteca. Y en la misma Huasteca, hay burla también a quienes son de pueblos originarios, les dicen cuitoles, (y no todos saben que esa palabra, en tének, significa niño).

“Entre nosotros nos llegamos a decir chiriwillo, ¿Qué espero de otra gente que no son mis paisanos?”, dijo Jorge Cázares, quien mencionó que aprendió a acostumbrarse a ver miradas de menosprecio, y en su momento de haber recibir negativas en búsqueda de un empleo, por su físico.

“Decir chiriwillo es un término de desprecio, de insulto y lo hacen principalmente por ser morenos e indígenas; la discriminación de ese tipo ha sido histórica, aún no aprendemos a respetarnos como seres humanos”, dijo Guillermo Ahuja Ormaechea, antropólogo.

Santiago González Soto, diputado federal en la pasada legislatura por el Distrito 5 de Monterrey, nos relató que desde su punto de vista, el anterior gobernador neolonés y el actual, han contribuido en ese rechazo colectivo hacia quienes no son de esa entidad.

“Pienso que es grave, se fomenta el odio y creo que en parte ha sido fomentado por los propios gobernantes, que en campaña han hecho alusión a que la gente de Nuevo León produce mucho y la del sur no hace nada, etcétera. Aquí tenemos mucha gente que viene de toda esa región Huasteca y no solo la de San Luis Potosí sino la de Hidalgo y la veracruzana porque les resulta atractivo las oportunidades que ofrece la ciudad”.

Mencionó que se tiene una población que se ha avecindado por décadas, incluso el Palacio de Gobierno de Nuevo León fue construido con cantera de San Luis Potosí, con trabajadores de esa entidad porque la gente de Nuevo León no sabía trabajar ese material, en la década de 1800.

“De Hidalgo se habla de una población de unos 150 mil o 200 mil, y en el caso de la veracruzana una cantidad mayor; vamos a decir que al principio era para señalar que eran foráneos pero después se fue haciendo una especie de discriminación social, para hacer sentir a la gente que tienen un menor rango social cuando la Constitución nos da el mismo estatus sin importar de dónde seas ni la educación o estatus socioeconómico, todos somos mexicanos, tan es así que tu voto vale lo mismo que el de un millonario”.

“La neta sí los regios nos volvimos mamones, clasistas y hasta racistas”, nos expresó Víctor Badillo, periodista de esa urbe. Los medios también han jugado un papel muy importante en el tema.

En la Encuesta Nacional sobre Discriminación, Enadis, del 2010, Nuevo León ganó el primer lugar en discriminación hacia indígenas y foráneos.

En marzo pasado, la Red Universitaria de Promoción de Derechos Humanos capítulo UANL y la sociedad de alumnos de la facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano realizaron un panel de discusión con el tema “El clasismo como forma de discriminación en Nuevo León”. Es decir, desde diversos espacios, instituciones buscan crear conciencia en el rubro.

“Ayer mi esposa me dijo, llorando, que ya no quiere ir al trabajo, porque ya no aguanta las burlas y bromas que le hacen por su apariencia. La abracé y le dije: no les hagas caso. Pero no le dije que a mí también me dicen de cosas. Me dicen chiriwuillo, serrano, prieto, ignorante, etcétera. Me quedo callado porque de donde vengo hay muchos como yo: bajito de estatura, piel morena y de complexión delgada. Pero a mí, desde niño me enseñaron a respetar desde el más chico hasta el más grande. Y nosotros no hemos venido hasta aquí para hacer daño a nadie sino a trabajar, a buscar mejores condiciones de vida. Para que nuestros hijos no batallen como nosotros. No pudimos elegir cómo ser, ni dónde nacer, pero sí podemos buscar cómo superarnos para vivir mejor. Las águilas no son de las rocas donde nacen, sino de los cielos donde vuelan”.

Redacción / Imelda Torres

Ciudad Valles, San Luis Potosí.

 

 

 

 

 

 

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