EBRIEDAD DE MUERTE
EBRIEDAD DE MUERTE
Para su desgracia, Juan José Saavedra Meléndez empezó a morir cuando probó el primer trago de su bebida, nunca imaginó, así lo creo firmemente, que tomar una cerveza o una copa, aún no sabemos qué, fuera a conducirle a la muerte.
Mas desafortunado el hecho de que alguien le denunciara por “escandalizar”, como si no hubiera suficientes hechos bochornosos que ver en la ciudad.
El lamentable caso de la muerte de “El Nene”, como Juan José era conocido por sus amigos, ocurrida en las instalaciones de la Policía Municipal es un tema delicado que no puede soslayarse, una investigación a fondo es más que necesaria, es una obligación de la autoridad involucrada.
Son varias las preguntas que surgen, que deben ser respondidas y aclarar una situación que por varias circunstancias se ha tornado por lo menos sospechosa.
No juzgar a priori debe ser la premisa.
Los policías que lo detuvieron no pueden ser señalados como culpables por la simpatía que las personas que conocían al occiso le profesaban, eso es claro.
Pero también es muy claro que hay hechos extraños, de ser ciertas todas las versiones publicadas en los medios, de la manera en la que falleció Juan José Saavedra Meléndez, comerciante, gente de bien.
Una de las versiones periodísticas señala que Juan José falleció desnudo, esposado a los barrotes de una celda, los videos lo confirmarán o lo descartarán.
Es innegable que cuando una persona es detenida, sea cual fuere el motivo, su integridad física pasa a ser responsabilidad de la autoridad que ejecuta la aprehensión.
Partiendo de ello, se plantean más interrogantes:
¿Se siguieron los protocolos?, ¿se dio fe de su estado de salud?
¿Hubo algún intento del detenido de ponerse en contacto con sus familiares o alguien que le asistiera legalmente?
Debemos recordar que Juan José padecía una discapacidad en uno de sus brazos.
De ser cierta la versión de que fue “bañado” a chorro de manguera, ¿es ese el procedimiento de rutina?, a la mayoría nos parecería algo vejatorio.
¿Por qué la premura del Secretario del Ayuntamiento de deslindar de responsabilidad a los cuerpos policíacos, incluso presuponiendo que el occiso padecía coronavirus?
No somos expertos en leyes pero nos preguntamos, ¿es necesario esposar a una persona cuando ya se le tiene en resguardo en una celda según se publicó?
También debemos recordar que los elementos de la Policía Municipal, o por lo menos algunos de ellos, empezando por el titular de la corporación, se han ganado a pulso una reputación de prepotentes, golpeadores y hasta extorsionadores.
Las denuncias en ese sentido son muchas, “cuando el río suena…”
Este es el quid de este caso.
Estas son las circunstancias por las que debe quedar en claro la manera en la que ocurrieron los hechos, por el bien y la tranquilidad de la ciudadanía, pero también por el bien y la reputación de la Policía.
¿No lo cree usted?
Autor: Víctor Manuel Trejo Esparza
Ciudad Valles, San Luis Potosí.