Diez años, y la justicia no llega

CINCO MUERTES QUE SIGUEN IMPUNES
Libreportaldenoticias
Don Lupe intenta en vano no llorar. Sus ojos ven a aquel punto en el que una vez sintió la esperanza de volver a tener cerca a su hija. Diez años pasaron y se encuentra hoy en el mismo lugar, exigiendo justicia por su asesinato.
El señor Guadalupe Chávez Martínez es padre de Elieohenai Chávez Rivera, quien tenía 32 años el 6 de mayo de 2014 cuando la vio por última vez, cuando la llevó hasta su trabajo en una empacadora en el municipio de Tamuin.
Allí, a donde ven sus ojos, fue el punto en el que esperó una hora, dos, tres, después de unos días que Elie fue declarada como desaparecida. En el teléfono el delincuente le había asegurado que tenía a su hija y que, previo pago, se la entregaría en Autopark en Ciudad Valles, pero todo fue falso.
Ya pasaron diez años y medio, a su amada ya jamás la volverá a ver, y ahora solo le queda pedir que su muerte no quede impune.
«Yo voy a luchar hasta lo último que pueda porque no solo fue mi hija, son otras cuatro víctimas más a las que tampoco les llega la justicia», expresó.
¿Por qué esta tardanza para que le den sentencia a Filiberto Hernández Martínez?
«Lo que conocemos es que ha acudido a muchos recursos, ha ejercido derechos que a veces vemos tiene más que las propias víctimas que en este caso somos nosotros, las familias».
El funcionario con el que acaban de hablar adentro de los Juzgados de Primera Instancia les dijo que solo esperan el último exhorto que se le hizo para poder establecer la fecha para la audiencia de derecho.
«Sería el último recurso y aún no sabemos cuándo; después de eso se hace el exhorto para fijar la fecha para la sentencia que es lo que estamos esperando».
Además de Eliehoenai, el «monstruo de Tamuín» también debe pagar por las otras muertes de las que se le acusa: de Dulce Jimena Reyes Rodríguez de 9 años, desaparecida el 11 de abril de 2014; Adriana Martínez Campuzano de 13 años, cuyos restos fueron encontrados en el 2011; Itzel Romany Castillo, de 12 años, desaparecida el 24 de enero de 2013, y de Rosa María Sánchez González, de 15 años, desaparecida el 29 de octubre de 2010.
«Hay tres casos ya cerrados, el de mi hija, de Dulce Ximena y de Itzel. Tenemos confianza en las autoridades, pero claro que tememos que pueda salir libre. Primero nos dijeron que por la pandemia, luego que esperáramos a fin de año saldrían las tres sentencias pero no fue así, después argumentaron que había unos reclamos de él respecto al protocolo de Estambul lo cual se le negó y ahora solo estamos esperando la fecha de audiencia de derecho y la fecha de sentencia».
Así pende de un hilo su tranquilidad, porque tienen miedo que, si se hace algo mal, por mínimo que sea, se eche para atrás todo lo que han logrado.
No entienden cómo, a pesar de tratarse de cinco feminicidios, el presunto autor no ha sido declarado culpable y no tengan garantía de que realmente sea castigado.
Filiberto, actualmente de 54 años, se encuentra recluido en el penal federal de Durango. No se nos olvida cuando, luego de ser detenido lo pudimos entrevistar en estos mismos juzgados, en julio de 2014. Con un rostro de cinismo y ninguna muestra de arrepentimiento, el nacido en Ébano, ex militar, ex catequista, sonreía más de lo que hablaba, y dijo que él solo era «un hijo de Dios».
A don Lupe también lo hemos entrevistado antes; en la calle, en su taller de herrería, lo vimos en el sepelio de su hija, y hoy en el lugar al que esperan pronto entrar y escuchar lo que tanto anhelan.
«Nanis» era su hija mayor, y ya le había platicado sus planes de dejar de trabajar, ahorrar y comprarse «unas vaquitas».
Ironías de la vida: don Lupe tuvo que vender sus pocas vacas para costear los gastos durante su búsqueda, y es que si no hubiera sido por esas investigaciones y el ímpetu que puso para hallarla, el presunto asesino serial no hubiera podido ser descubierto y detenido. En ese tiempo todos creían que se trataba de una red de la delincuencia la responsable de las desapariciones. Al «diablo» don Lupe lo tenía a solo unas cuantas cuadras de su casa, donde daba clases de karate.
¿Cómo sobrellevar una tragedia por tanto tiempo?
«No hay palabras para explicarlo porque nuestra mente no se concentra totalmente. Ya van más de diez años y esto nos va desgastando económica, moral y físicamente y pues mientras no llegue a una sentencia y sea una sentencia favorable, vamos a estar intranquilos toda la vida, porque lo que se perdió no fue poca cosa, fueron nuestros hijos».
El hombre de alrededor de 70 años se despide, coloca su casco, trepa a la motocicleta y se enfila a carretera. Otra vez pasará a solo unos metros de donde su amada Nanis fue tirada como basura, entre las cañas, y nuevamente su corazón se estrujará, como ese 3 de julio.
Recorrerá esos 30 kilómetros, y otra vez gritará al viento, al cielo, el nombre de su hija y exclamará entre lágrimas ¡JUSTICIA!
En casa lo esperan sus otras hijas, su familia, pero hoy otra vez llegará sin buenas noticias.
Redacción: Imelda Torres, Libre Portal de Noticias
https://www.facebook.com/share/v/1J7XVZqtqd/
https://www.facebook.com/share/v/197GGswy8r/