Saltó la liebre

Ridículo y hasta gracioso es ver lo sencillo que es manejar en política a aquellos que no tienen el oficio, y han hecho del servicio público por muchos años y a base de engaños, de la política únicamente un medio para robar y para obtener lo que de otra forma les sería imposible.

Tal es el caso del ex presidente municipal de Ébano, el malogrado Crispín Ordaz Trujillo, antaño cacique y eterno líder impuesto de ese municipio. Trascendió en recientes días que luego de ser “señalado” en supuestos actos de corrupción, robo y nepotismo en sus pasadas administraciones en un corto del video de presentación del pasado informe de Gobierno, el “ingeniero” más pronto que lo que se roba las vacas mandó llamar a un falso periodista para que le hiciera una entrevista a modo de contestación de las acusaciones que son ya un secreto a voces para todo su pueblo, “El Ratón Crispín” robó y robó en grande.

Tan falto es de tino y asesoramiento, que el acuso ex alcalde en su video no presentó argumento alguno, y al mismo estilo que los priístas de los años 70, se limitó a mostrar copias y copias de las carpetas que se entregaron en el proceso de entrega – recepción al dejar su mandato, que por cierto, se las tuvieron que llevar al extranjero.

Lo que no le explicaron a “PIN” (mote con el que lo registran sus amantes en el celular) es que además debe haber un proceso ante la Auditoría Superior del Estado y de la Federación, dos de los filtros que difícilmente pasará y que seguro podrían llamarlo a cuentas ante la justicia muy pronto por fraude y peculado por el orden de 70 millones de pesos más lo que se le acumule.

Pero en verdad estaba tan distraído o tan tomado como acostumbra, que en un acto que no puede ser calificado de otra forma como un suicidio político se le ocurrió admitir en su video que había dejado adeudos por más de 620 mil pesos, cosa que pone de manifiesto una vez más su inexperiencia y falta de capacidad ante la Administración Pública.

Dicen los que saben, que si quieres que la liebre salga de su madriguera, nada más hay que acercarle tantito la lumbre y en este caso sí saltó, pero en vez de liebre, salió llorando la rata.
Hasta la próxima.