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Caso Pirasol: Diez años de dolor

¿Te imaginas el dolor de tener un familiar desaparecido?

CASO PIRASOL: DIEZ AÑOS DE DOLOR

“Empecé a llorar, a gritarle al volante, al asiento, que me contestaran qué había pasado con mi hermano… quería que los fierros me dijeran dónde había quedado mi hermano”.

Ángeles y su familia llevan una década esperando el regreso de Rafael Rodríguez García, uno de los 29 tripulantes del autobús de la línea turística Pirasol que desaparecieron el 17 de marzo del 2020 en Tamaulipas.

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Ciudad Valles, SAN LUIS POTOSÍ. Una fotografía de Rafael al lado de una imagen de la Virgen de Guadalupe y una veladora siempre encendida, permanecen en la entrada de un domicilio de la colonia Doracely.

Desde hace una década el dolor se respira en la vivienda. Dos padres se quedaron sin su hijo… dos hijas se quedaron sin su padre.

Doña Dorotea cada vez ve más mermada su salud, pero jamás pierde la esperanza de ver que un día Rafael entre por esa puerta, y lo que más pide es no morir sin saber de él.

Rafael Rodríguez García y otras 28 personas están en calidad de desaparecidas desde el 17 de marzo del 2010, cuando salieron de la Huasteca Potosina a la frontera tamaulipeca a bordo de un autobús de la línea Pirasol. La última vez que tuvieron contacto con ellos, fue cuando llamaron asegurando que unos policías vestidos de negro los pararon, a la altura de Valadeces, un poblado del municipio de Gustavo Díaz Ordaz, en Tamaulipas.

Fue la última vez que supieron de ellos, y conforme las horas transcurrían, la angustia crecía.

Rafael era uno de los dos conductores de la unidad. Tenía seis meses trabajando en esa empresa de renta de autobuses y antes había estado en líneas comerciales de pasajeros de la región, pero a petición de sus hijas, para que estuviera más tiempo con ellas, consiguió empleo allí.

“Mis sobrinas se quedaron cambiadas esperándolo para ir al desfile de la Feria. Pasaron las horas y decíamos, a lo mejor se descompuso el autobús, a lo mejor sigue detenido por alguna infracción, a lo mejor aún no lo dejan venir”, recuerda Ángeles, su hermana, quien no olvida la última vez que lo vio el 13 de marzo en una quinceañera de una sobrina.

“Era el tercer viaje que hacía a Miguel Alemán, decía que llevaban personas a un hotel, gente que cruzaba a Estados Unidos en busca del sueño americano, a él lo contrataban como chofer y dejando el pasaje se regresaba”.

El 17 de marzo, Rafael, entonces de 30 años de edad, salió alrededor de la 1 de la tarde de su casa en el fraccionamiento El Carmen 2. Se fue por el autobús y se trasladó hasta Xilitla, donde recogió a los primeros pasajeros que provenían de ese municipio y de otros de Querétaro e Hidalgo.

“Pasaron a Valles como entre 7:30 y 8 de la noche y se paró en Churchicken donde estaban esperándolo los pasajeros de Valles. Con el tiempo nos enteramos que con ellos iba uno de los polleros pero que aquí en Valles se bajó y se fue en un autobús comercial y no sabemos por qué”.

EXPEDIENTE EXTRAVIADO

Conforme pasaron los días la angustia crecía y acudieron a la entonces Subprocuraduría de Justicia.

“Poco a poco empezaron a llegar las familias de los demás pasajeros y empezamos a unirnos. Todos pusimos una pesquisa y duramos año y medio en la Procuraduría pidiendo informes de cómo iba nuestro asunto pero nunca nos notificaron nada, y tiempo después nos dicen que el expediente se había ido a San Luis capital a la mesa de Alto Impacto.

La impotencia se hizo mayor cuando en el 2016 les dijeron que no encontraban el expediente en la Procuraduría.

Ángeles dijo que creen que realmente no se perdió, sino que debido a que no le daban importancia al caso, sus declaraciones se traspapelaron y ni siquiera había un expediente completo como tal.

Por ese hecho la Comisión Estatal de Derechos Humanos en el 2018 emitió una Recomendación a la Fiscalía General de Justicia del Estado cuyo titular, Federico Garza Herrera aseguró que se inició una investigación contra 12 funcionarios. A la fecha no se sabe a quiénes, y las familias solo han escuchado que algunos de esos 12 “se jubilaron o se murieron”, por lo que no saben si realmente hubo sanciones. También aseguró el funcionario que había “más elementos de prueba y buscarían (hasta entonces) la declaración del dueño del autobús”. La titular de la Unidad para la Atención de Personas Desaparecidas o Extraviadas, Luz María Montes Mariano, refirió que se solicitaría colaboración a las autoridades de Querétaro, Nuevo León y Tamaulipas.

“Nos dio mucho coraje e impotencia. Nos perdieron a nuestros familiares y ahora nos desaparecen el expediente, ¿En qué manos estamos entonces?. Después nos salieron con que ya se había encontrado y sí se encontró pero está incompleto, no están las ampliaciones de declaración de varios compañeros. Ahora nos dicen que el caso quedó en la PGR, que es hoy la Fiscalía General de la República pero haz de cuenta como si no existiera”.

MURIERON DE DOLOR

Ángeles, hermana mayor de Rafael y una de las fundadoras del colectivo “Voz y Dignidad Por los Nuestros” refiere que de los 29 pasajeros, solo 25 familias están registradas.

“A cuatro nadie los busca y con el tiempo hemos sabido por otras voces que no hay nadie que los busque porque sus papás o familiares cercanos se murieron de tristeza. Eran jóvenes de Hidalgo y Querétaro”.

“LE GRITABA A LOS FIERROS PARA QUE ME DIJERAN DÓNDE HABÍA QUEDADO MI HERMANO”

Meses después de la desaparición del autobús y sus pasajeros, la unidad fue hallada en una pensión de China, Nuevo León, hasta donde fue el propietario de Pirasol, Juan Pérez Ríos.

“Al señor le apuró más recuperar su autobús que saber de los pasajeros. Se trajo el autobús y nunca supimos que haya quedado a disposición, el señor lo vendió y no sabemos dónde quedó. El día que llegó a Valles fui a buscarlo y subí al autobús, me senté en el asiento de chofer y empecé a llorar, a gritarle al volante, al asiento, que me contestaran qué había pasado con mi hermano… quería que los fierros me dijeran dónde había quedado mi hermano”.

En agosto del 2010 ocurrió en Tamaulipas una de las peores masacres del crimen organizado cuando fueron hallados 72 cuerpos de migrantes asesinados en San Fernando.

Ángeles y los demás buscadores acudieron hasta Matamoros para hacerse pruebas de ADN por si coincidía con alguno de esos cuerpos pero ninguno dio positivo.

Después en el 2013 la familia dejó una vez más su ADN en la Fiscalía de Tamaulipas donde ahora Ángeles está muy al pendiente. Viaja a esa entidad mensualmente para preguntar.

DUDÉ DE DIOS… LE RECLAMABA POR QUÉ NOS PASABA ESTO

“Una vez le reclamé a Dios, le dije que no existía porque permitió que a nosotros nos pasaran cosas malas, le reclamaba por qué no los había cuidado si tanto poder tiene. Me revelé pero soy creyente y hoy le sigo pidiendo me dé más fuerzas para seguir porque este fenómeno de desapariciones es horrible. Nos está ganando la avaricia, nos estamos matando unos con otros. En qué mundo estamos viviendo, yo me pregunto qué futuro le espera a mis hijos, a los niños que veo en las escuelas, qué vida les estamos dejando”.

¿Te has sentido cansada de buscar a tu hermano? No, pero sí me he enfermado y es cuando digo ya he hecho mucho y no me dan respuesta, hasta aquí, pero luego digo, no, tengo que continuar porque si no buscamos nosotros a Rafael y a los demás, quién lo hará”.

Ángeles ha tenido que descuidar a sus propios hijos y a sus padres. Desde el 2010 se convirtió en padre de sus sobrinas, hoy de 21 y 17 años. Viaja a la capital potosina, a Tamaulipas y a la Ciudad de México donde dice que no ve avances.

“Hay noches que mi mamá no duerme porque se la pasa llorando y si yo que soy hermana siento este dolor tan grande, no me imagino lo que sufre ella, de no saber dónde está, qué le pasó”.

Sus padres, ya de la tercera edad, se han enfermado también por la incertidumbre y el dolor.

LES SERVIRÍAN MÁS VIVOS, POR QUÉ MATARLOS

“Es algo muy difícil y nos preguntamos para qué los desaparecen si les podían servir más con vida porque se habla que los llevan a trabajar pero ya no sabemos si viven o están muertos. En algunas partes de Tamaulipas es pura matazón de gente, se hablan horrores, cosas que jamás me hubiera imaginado, hasta dónde llegó la crueldad humana. Ahora estamos con más miedo pero seguimos pidiendo verdad, justicia y no repetición”.

Recuerda que junto a los otros familiares acudieron a videntes, y algunos les referían que a quienes buscaban ya no eran de este mundo.

“Realmente desde un principio nos empezaron a decir que ya no estaban y yo como a los quince días de los hechos tuve un sueño que me dejó marcada. Gabi, que había sido esposa de Rafael tenía tres años fallecida y nunca la había soñado pero la soñé que me abrazaba y me decía no te preocupes, él ya está conmigo, pero a diez años de eso no dejamos de buscar y aún tenemos la esperanza de que está vivo, de que en cualquier momento mi hermanito va a entrar por esa puerta”.

Doña Dorotea García Salinas dice que tampoco pierde la fe y recuerda a su hijo como el joven entusiasta que era el que alegraba las fiestas familiares y que era quien estaba al pendiente de la familia. De sus tres hijos, él falta, pero espera – dice – no morir sin saber de él.

Ángeles se ha convertido en buscadora y ha acudido con colectivos a búsquedas en Ciudad Mante. La primera vez dice que se enfermó. Se le bajó la presión y quedó en shock.

“Encontrábamos un pedazo de hueso y me preguntaba de quién puede ser, sería un niño, un joven, qué daño pudieron haber hecho para dejarlos en esas condiciones”.

DIEZ AÑOS DE ESPERA

El 17 de marzo se cumplieron diez años de búsqueda. Familias que aún esperan a sus seres queridos y que no desistirán hasta encontrarlos.

“Nunca me imaginé llegar a diez años: yo creí que mi hermano iba a llegar por esa puerta pero no, y seguimos buscándolo y sigue esta angustia todavía, este dolor que nos mata, nos consume día a día. Seguimos esperando respuestas de las autoridades, de las Fiscalías pero no se ha hecho nada. Llegas a perder la esperanza en las autoridades pero se supone que ellos están para ayudarte y tenemos que seguir”.

 

Rosa Laura Martínez Guerrero también sigue esperando a su esposo Fidel Barragán Salazar.  Él trabajaba varios meses del año en Houston y regresaba a Valles a estar con ella y sus hijos.

“Ese día me dijo que lo llevara a donde pasaría el autobús por ellos, fui y lo dejé y ya estaban tres más, creo dos del ejido Crucitas y un compañero de él, Martín Ortega Huerta.  Mi esposo tenía un sobrino en Houston que pagaría al coyote cuando llegara. El muchacho me habló preguntando por qué su tío no había llegado, después me di cuenta de que decían de un autobús extraviado,  la esposa del chofer había puesto denuncia, la busqué, me dijo que el dueño de Pirasol decía solo que el autobús no aparecía y desde esa fecha seguimos con este dolor,  no sabemos nada».

 

En el 2013 en Querétaro fueron detenidos Arturo Benítez y Arturo Mayorga, quienes permanecieron en prisión cinco años en Querétaro por delitos del fuero federal, y los vinculaban con la masacre de San Fernando y al parecer también estuvieron relacionados con la desaparición del caso Pirasol, pero esto jamás se comprobó.

 

Aracely busca a su hermano Enrique de la Torre Netro, de 23 años, quien tenía nueve años como migrante en Estados Unidos y apenas había llegado un diciembre antes, en el 2009.

“Allá dejó a su esposa embarazada, pasó la Navidad con nosotros y en marzo decidió regresarse para ver a su bebé nacer, pero no llegó. Nos seguimos preguntando qué pudo haberles pasado, aunque han pasado diez años el dolor siempre lo traemos, nuestras vidas ya no fueron las mismas desde entonces, nada, nada es igual”.

 

Con un acto en la Glorieta Hidalgo, el 17 de marzo recordaron a sus seres queridos y nuevamente exigieron ayuda institucional para encontrarlos. En redes sociales, el agente del Ministerio Público responsable del caso, Gerardo Aguilar, pidió “perdón” a las familias, por no haber actuado a tiempo.

 

En entrevista en el evento, refirió que dentro de las últimas acciones de la Fiscalía del Estado fue la solicitud a la Fiscalía General de la República para la elaboración de retratos de los desaparecidos con progresión de edad, es decir, cómo podrían ser actualmente. Dijo que la dependencia solo reconoce a 24 víctimas, que es el número de familias que pusieron denuncia.

“Tenemos pendientes a cinco personas que no hemos podido localizar a familiares, nos han manifestado que no es su deseo buscar a sus familiares por diversas índoles, unas por miedo.

Hemos trabajado muy de cerca con el colectivo para llevar el rostro de estas víctimas cuyo caso mucho tiempo se mantuvo en silencio”.

Dijo que se han tenido colaboraciones con los estados de Tamaulipas y Nuevo León, donde se encontró la unidad.

“Hemos realizado diversas diligencias tanto de atención de perfiles genéticos y hemos mantenido constante comunicación con las familias a las que periódicamente se les entrega un resumen de las diversas diligencias que se han anexado al expediente”.

 

Las fotografías de la progresión de sus rostros aún no concluyen, porque varias de las familias no estuvieron de acuerdo en las preliminares de algunos de ellos y hasta que estén conformes se harán públicas.

 

Sobre la búsqueda en fosas clandestinas, dijo que se debe ser cauteloso en el tema, que se trabaja con la Fiscalía General  de la República, y no se ha podido determinar que estén sin vida.

 

“La Ley General de Víctimas obliga a las instituciones a tener la presunción de vida, y hasta que no tengamos información que nos dé la certeza que no estén con vida y un punto dónde localizarlos, sería la única forma de hablar de buscarlos de esa forma”.

Imelda Torres Libre Portal de Noticias

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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